Diálogos sociales. Europa, Masonería y Crisis

Es cierto que la Unión Europa ha representado un periodo prolongado de Paz, defensa de los Derechos Humanos, de la Democracia y progreso económico.

 En estos momentos en los que los estados tiene dificultades para hacer frente individualmente a los poderes económicos, una voz única representada por la Unión es la que puede tener peso a nivel internacional.

 Ahora que los gobernantes parecen ser meros espectadores ante las decisiones tomadas por otros recordemos que cerca del 70% de la legislación nacional emana de las directrices europeas.

 La anterior crisis económica ha mermado los avances y las acciones de la Europa social.

 La diversidad de los pueblos parece no estar bien representada.

 Ante el déficit democrático y de representación, la Unión Europea parece caer víctima de su complejidad y de la falta de comprensión y entendimiento de los ciudadanos que la componen.

 Pero es en estos momentos cuando no podemos ser víctimas de las trampas de la simplificación que intentan extender los populismos, totalitarismos y nacionalismos identitarios.

 Es el momento de construir nuevos modelos basados en los sujetos con identidad propia no basada en lo que tienen, de construir nuevos espacios democráticos más allá de los caducos estados-nación.

 Es el momento de grandes reformas guiadas por una conducta solidaria y fraternal, basada en la lealtad del ser humano para con el ser humano.

 Los estados-nación son demasiado pequeños para impactar con calidad en el mundo y son demasiado grandes para aplicar efectivamente las normas y reformas, las políticas de desarrollo y protección social.

 La Unión Europea tiene ante si retos como,

  • Ser una voz fuerte y efectiva en el mundo.
  • Defender los valores de Libertad, Democracia, Cohesión Social y Economía de mercado.
  • Entender la diversidad interna más allá de los estados-nación.
  • Garantizar el Bienestar, a través del estado del Bienestar y un sistema fiscal comunes.
  • Asentar el sentimiento Europeo.
  • Comunicar de una forma efectiva con su ciudadanía.

 Debemos ser críticos con nosotros mismos, estudiar las causas para plantear soluciones, para construir un nuevo futuro en el que siguen vigentes los valores europeos.

 Es nuestra obligación buscar un liderazgo a través del conocimiento y de la gestión de la información, ir más allá de ser meramente un mercado común.

La cultura europea debe construirse junto al otro, no frente al otro, debe preguntarse qué estamos dispuestos a dar en pos del bien común, derribar las fronteras que intentan aislarnos en pequeñas interioridades fáciles de simplificar y ordeñar.

 Como masones podemos trabajar en la construcción de ese espíritu común trasladando la universalidad de la Masonería y difundiendo la divisa ilustrada.

 Libertad, Igualdad, Fraternidad.

Pero recordando que es un conjunto de valores que no pueden  darse por separado, y que la Fraternidad es el elemento de indispensable para poder vivir en sociedades compuestas de ciudadanos libres e iguales.

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